A unos trescientos o cuatrocientos metros de la Pirámide me incliné, tomé un puñado de arena, lo dejé caer silenciosamente un poco más lejos y dije en voz baja: Estoy modificando el Sahara. El hecho era mínimo, pero las no ingeniosas palabras eran exactas y pensé que había sido necesaria toda mi vida para que yo pudiera decirlas. La memoria de aquel momento es una de las más significativas de mi estadía en Egipto.
Jorge Luis Borges: El desierto (Atlas, Jorge Luis Borges con María Kodama. Ed. Emecé, 1984)
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Jorge Drexler: «Yo», de Jorge Luis Borges
…Quizá fue la última vez que visitó España. María Kodama venía a una presentación y yo fui a presentarme a ella para decirle que andaba pergeñando un artículo sobre Borges y el origen literario de internet, por aquello de sonsacarle unas palabras. Me acompañó al encuentro mi querido Pablo Vázquez, a quien debo la luz de esta foto y una amistad que no se apaga. Hay poco de mitomanía en la imagen, lo reconozco, pero cómo no iba a fotografiar en aquel momento a la mujer que acompañó a Borges por las vividas páginas de “Atlas” y le escuchó decir que había modificado el Sahara: