Cena de Nochevieja en el Café Argana, de Marrakech, más conocido en la plaza de Jamaa el Fna como “el del atentado”. Una bomba lo destruyó por completo en abril de 2011. Murieron 17 turistas, la mayoría franceses. La acción terrorista fue atribuida a Al Qaeda del Magreb, que ahora se disputa con el ISIS la gestión del horror en el país vecino.

Atentado en el Café Argana el 28 de abril de 2011

Durante la cena, frugal —una más de mediados del año 1440 de la Hégira, en el que por ubicación teogeográfica me encuentro—, pienso en aquella cosmogonía conspiranoica del terror que estableció en su día José María Aznar: “los que idearon el 11-M no están en desiertos remotos ni en montañas lejanas”, con esa habilidad tan suya para enmendar y enmerdar la Historia que aprendió durante el máster sobre armas de destrucción masiva realizado en las Azores. Y pienso también en la noticia que justifica este post, para el que llevo más de un mes recopilando datos:

 

Decapitadas

A dos horas y pico en avión desde Madrid, en las nada remotas montañas del Atlas que dan paso al desierto, fueron degolladas y decapitadas el pasado 17 de diciembre la danesa Louisa Vesterager Jespersen, de 24 años, y su amiga noruega Maren Ueland, de 28.

La danesa Louisa Vesterager (i) y la noruega Maren Ueland

 

Las asesinaron en la misma tienda de campaña donde dormían, cerca de Imlil, en una ruta muy frecuentada por el turismo de montaña y punto de partida al monte Toubkal, la cumbre más alta del norte de África. Iban a estar un mes haciendo trekking por la zona, pero todo acabó al octavo día.

Empecé a seguir esta noticia antes de viajar a Marrakech para cambiar allí de año gregoriano, y he estado documentándome hasta hoy, sin dejar de consultar medios españoles, ingleses, marroquíes, noruegos y daneses. Y también el traductor de Google, claro.

 

Un vídeo espeluznante

Por interés periodístico he dado con la grabación que hicieron los terroristas mientras le rebanaban el cuello y decapitaban a machetazos a una de las chicas. Es espeluznante. Podría llenar esto de horribles adjetivos o de crudos sustantivos, pero no es el caso.

Tres capturas del vídeo

No recomiendo verlo. Hiere la sensibilidad hasta límites insospechados. Pero si aún así queréis buscarlo, lo encontraréis en dos segundos: lo tienen subido en un diario digital de ideología xenófoba-españolaza.

“Esto es en venganza por nuestros hermanos en Hayin”, se escucha en el vídeo, según explica otro diario, que omite las imágenes. Se referían, al parecer, a la localidad siria de la que había sido expulsado días antes el ISIS por fuerzas del país mesopotámico apoyadas por EEUU.

Junto a este vídeo, subido una red social, los investigadores dieron también veracidad a otro en los que cuatro terroristas reivindicaban el atentado y juraban lealtad al Estado Islámico.

 

Del Atlas a Marrakech

El mismo lunes, 17 de diciembre, en que unos excursionistas franceses encontraron los cuerpos decapitados de las jóvenes escandinavas, la policía marroquí detuvo ya a un primer sospechoso. Al día siguiente, fueron arrestados otros tres presuntos criminales en la estación de autobuses de Marrakech, cuando se disponían a viajar a Agadir.

Según el diario Bladi, con sede en Rabat, los cuatro “eran conocidos por sus ideas extremistas”. Pero nadie hizo nada. O no se pudo hacer nada.

Tres de los cuatro presuntos asesinos de las jóvenes escandinavas

 

Vendedores del zoco

La policía marroquí ha filtrado que el líder del grupo es Abdessamad Ejjoud, un vendedor ambulante de 25 años de esos que te encuentras a miles por el zoco de Marrakech. Con la salvedad de que este dejó de ir por el tenderete unos cuantos meses: los que pasó en la trena en 2014 por querer ir a combatir a Siria. Los otros son Rachid Afatti, de 33 años, regateador de zoco, como el anterior; el fontanero Abderrahim Khayali, también de 33, y un carpintero: Younes Ouaziyad, de 27 años. Una semana antes del asesinato grabaron el referido vídeo en el que juraban lealtad al Daesh.

Plaza de Jamaa el Fna, Marrakech

Un cuchillo de carnicero

Es significativo lo que relató a La Vanguardia Abdelhak Basu, un exdirector de los servicios de inteligencia marroquíes: “Hay una dificultad añadida en este caso. Es el hecho de que los criminales no hayan necesitado armas ni dinero para cometer los asesinatos. Lo hicieron con cuchillos de carnicero corrientes y apenas tuvieron que desplazarse sesenta kilómetros, que es la distancia entre Marrakech e Imlil. Es mucho más difícil detectar a estos individuos porque no realizan ningún movimiento que pueda resultar sospechoso a los ojos de las fuerzas de seguridad”.

 

22 detenidos

Sin embargo, según avanzaron las investigaciones se supo que había “una gran estructura” tras el crimen de Maren y Louisa. Así lo describió para EFE –y se publicó en distintos medios- Abdelhak El Khiame, actual director de la Oficina Central de Investigaciones Judiciales (BCIJ), el FBI marroquí.

Kevin Zoller, en una foto de 2012 (Facebook)

Hasta el momento hay 22 detenidos, a quince de los cuales la Fiscalía marroquí ha presentado cargos castigados con pena de muerte. Uno de ellos tenía un papel protagonista en la célula yihadista desarticulada: el hispano-suizo Kevin Zoller Guervos, autodenominado Abdallah desde su conversión al islam. Lo arrestaron el 29 de diciembre en Marrakech. Tiene 25 años.

 

Kevin, el adiestrador

La entrevista de EFE a Khiame es esclarecedora respecto a Kevin Zoller. Asegura que el terrorista hispano-suizo, con familia materna en Vallecas, criado en Ginebra, radicalizado en el islamismo en la capital suiza y residente desde 2015 en Marrakech es “el único vínculo entre los marroquíes y el Estado Islámico”.

Las conexiones radicales de Kevin llegan a Kosovo, donde tiene un amigo miembro de una célula del grupo yihadista. El hispano-suizo, según el director de BCIJ, “fue el que adiestró a los marroquíes en el manejo de Telegram, por ser supuestamente una red más segura, y el que definió los blancos de la célula”.

 

Otros objetivos

Las cabezas de Maren y Louisa solo fueron el primer objetivo de los terroristas adiestrados por Kevin. La célula terrorista también pretendía atentar contra la única iglesia católica de Marrakech, la de los Santos Mártires, contra una romería a la tumba de un santo judío en Essaouira y el Festival de Música Gnawa –en la misma ciudad-, uno de los géneros fundamentales del folclore marroquí.

Festival de Música Gnawa (Essaouira)

No ha sido la última célula desarticulada. El pasado 23 de enero, la policía marroquí desmanteló otra de 13 miembros en cuatro ciudades del país.

Dos mil radicalizados

Los intentos del Estado Islámico por desestabilizar Marruecos no son nuevos. Desde 2015, las fuerzas de seguridad marroquíes han desarticulado 57 células terroristas. Se calcula que unos dos mil ciudadanos han dejado el reino alauí de Mohamed VI para unirse a distintos grupos yihadistas, sobre todo de Siria. De ellos, apenas 200 han retornado al país.

 

Del lago Lemán a Marrakech

Kevin Zoller Guervos, nacido y criado en Versoix, una ciudad ribereña del lago Lemán, en el cantón de Ginebra (Suiza) tenía diez años cuando los atentados yihadistas del 11-M, que tanto daño causaron en Vallecas, el barrio natal de su madre. Gema Guervos relataba así en El Mundo el proceso de desestructuración de Kevin: «Un joven que pasó una mala adolescencia. Que perdió a su padre, que era de Colombia, con tan sólo 15 años. Que fumaba muchos porros, quemaba coches y cometió varios atracos. Entró en un centro de menores y allí le dieron a elegir entre leer la Biblia o el Corán. Eligió el Corán”.

La radicalización vino después, en paralelo, según el diario, a diversos problemas psiquiátricos, por los cuales el Estado suizo empezó a pagarle una pensión al cumplir la mayoría de edad. La misma pensión con la que se mantenía en Marrakech, donde, según su madre, se casó hace dos años “con una mujer limpia (virgen)” , con la que tiene un hijo.

El lunes 4 de febrero, Kevin Zoller tendrá que declarar junto a otros sospechosos por el asesinato de Maren y Louisa ante el juez antiterrorista de Salé, cerca de Rabat. Quizá entonces sepamos más detalles de lo ocurrido en aquellas montañas no tan lejanas cercanas a un desierto no tan remoto.