Tal día como hoy, en 4735 a.C, los descendientes de Noé se van de sidras, deciden construir un edificio altísimo para escanciarlas mejor y Yaveh los castiga obligándoles a hablar para siempre en asturiano, en lo que ha terminado convirtiéndose en el mito de la Torre del Bable (¡qué guapa ye!)