Cómo arde la noche en mi memoria,

esa única llama que es la noche

ahora en mi memoria, ahora que la noche

comienza a parecerse a un viejo amor

que todo me lo dio y que se decide

a quitármelo todo para dárselo a otros.

En la misma ciudad donde fue mía,

yo la veo entregarse a los jóvenes bárbaros

que ganaron mi trono por la fuerza.

Pero hay algo suyo que no puede quitarme,

se lo robé y lo tengo bien guardado

en el fondo del alma: ese orgullo feliz

del que estuvo en el reino y no lo olvida.

Sin pensar que en la vida todo acaba

-empezando a contar por ella misma-,

nos sentimos a veces traicionados

por las cosas que amamos y nos dejan:

la libertad, la noche, la alegría,

esos lujos que quedan reducidos,

como hierbas exóticas,

solamente a su aroma una vez que se queman,

y por eso a menudo nos parecen

los más crueles engaños.

Pero ahora descubro

que en aquellos engaños hubo mucha piedad,

pues junto a otras mentiras semejantes

-la inocencia, el amor, la juventud-,

en mi memoria hoy brillan cual si fueran

las únicas verdades de la vida.

Vicente Gallego: Las mentiras piadosas

(El sueño verdadero. Poesía 1988-2002 Visor, 2003)

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Rulo y La Contrabanda ft. Andrés  Suárez: The End