Como si fuesen

sospechosos de algo,

algunos días de invierno

se diría que ni se atreven

a salir a la luz.

Sabemos que están ahí,

por supuesto,

pasando de largo

junto a la ventana,

pero nunca nos apetece

hacer nada con ellos,

salvo precisamente eso,

dejarlos pasar.

Y sin embargo,

sobre todo a partir de una edad,

qué importancia tiene

vigilarlos de cerca,

prestar mucha atención

a cómo nos afectan.

De apariencia desvalida, triste,

hasta casi dar lástima,

son los grandes abrevaderos

de la melancolía,

y, cuando se prolongan

durante semanas,

la vuelven peligrosa

Karmelo C. Iribarren: Los grandes abrevaderos

(Mientras me alejo/2017. Poesía completa. Visor, 2019)

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Vetusta Morla: Cuarteles de Invierno