La guerra de Ucrania está impidiendo al biólogo Germán Orizaola investigar in situ cómo está afectando la radiactvidad a la fauna salvaje que ahora abunda en torno a la central nuclear de Chernóbil. Desde que ocurrió la catástrofe -hace ahora 36 años- la zona se ha convertido en una gran reserva natural repleta de osos, linces, bisontes, alces, caballos salvajes de la casi extinguida raza Przewalski, la mayor población europea de lobos, cientos de especies de aves y anfibios… y decenas de soldados del ejército ruso: