Yo amaba aquella casa
sin vientos de desgracia.

Era como mi alegre
posesión transparente.

Como la flor blanquísima
que en los jarales brilla.

Tal vez yo por entonces
desdeñara a los dioses.

Pues ni ellos habitaban
en regiones tan claras.

Y así como un castigo
perdí lo que era mío.

Un fuego despiadado
prendió en aquellos campos.
Después no quedó nada.
Ni la flor de la jara.

José Agustín Goytisolo: La flor de la jara

(Final de un adiós, 1984. Obra Completa. Ed. Lumen 2011)

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Ciudad Jara: Las nanas de Jara ft. Rozalén (Donde nace el infarto)